Desde hace años se trabaja en proyectos educativos que fomenten el desarrollo de las habilidades tecnológicas entre los más jóvenes, existen multitud de iniciativas que buscan apoyarse en las TIC como forma de trabajar otras competencias, pero últimamente hay voces discordantes que ponen en duda la necesidad del desarrollo de esta digitalización en las aulas.
Estoy convencido de que no se trata de estar a favor o en contra, creo que la digitalización tiene ventajas e inconvenientes, que no es un invento ni bueno ni malo, que, como siempre, todo depende del uso que se haga de ella.
Han pasado ya varios años desde que pusimos en marcha el proyecto One to One en nuestro grupo educativo y nuestra valoración es positiva. Es una herramienta que incluye no sólo utilizar un dispositivo con libros digitales como complemento de los libros de texto, sino, además, aprender a usar unos instrumentos y desarrollar unas destrezas que les sirven a nuestros alumnos en su día a día.
Las claves del éxito han sido varias: implementarlo a partir de 5º de Primaria y no antes; establecer unas pautas bien definidas para un uso adecuado y exigir su cumplimiento; poner barreras al acceso de determinados contenidos nocivos y educarles en este sentido, dándoles criterios para que actúen libremente con responsabilidad; facilitar un acompañamiento permanente de los profesores y mantener informados a los padres tanto en tutorías como en las sesiones generales que se organizan cada curso de todo lo concerniente al buen uso del ordenador. Nunca se ha perdido de vista que se trata de un medio más, no de un fin en sí mismo.
Nuestros alumnos siguen realizando los trabajos en su cuaderno, toman apuntes, preparan esquemas, resúmenes y mapa sinópticos, resuelven problemas, cuando lo requiere cada profesor y pueden combinar sus actividades del libro digital, permitiendo la autocorrección de los ejercicios o actividades y la corrección directa del profesor.
El dispositivo permite estimular el enfoque constructivo del aprendizaje, al proporcionar un amplio repertorio de programas con los cuales se pueden realizar documentos de texto, hojas de cálculo, álbumes de fotos, audios, vídeos, etc., pero nunca sustituirá la labor del profesor, director de su clase, programador de los contenidos, dinamizador del trabajo y único instructor pedagógico en el aula.
Nuestros profesores son conscientes de que educan, de que ayudan a los padres en la difícil y apasionante tarea de educar a sus hijos. Esto es algo mucho más complejo y trascendente que solo enseñar, por eso se ocupan de poner los medios para reforzar la autonomía personal y la creatividad de sus alumnos.
No asistimos a una época de cambios, sino que estamos ante un cambio de época y cada día con más claridad se ve imprescindible la colaboración colegio-familia, no solo en este tema de la digitalización, el uso de las pantallas y la transformación en la enseñanza que se está produciendo, sino en lo que es esencial: un acompañamiento educativo eficaz que entiende a la persona, en toda su integridad, como eje, principio y fin del proceso educativo.
Se trata de proponer una filosofía que hace al educando protagonista de su desarrollo para que vaya adquiriendo en libertad los conocimientos, principios, criterios y virtudes que le conviertan en la mejor versión de sí mismo para que sea feliz cumpliendo la misión para la que fue creado: amar y ser amado.
No hay que perder el norte, es necesario que lo pasajero no se confunda con lo esencial, que nunca se pierda de vista que enseñar no es educar, que eso es mucho más.
El gran desafío consiste en educar personas que sean capaces de transformar la sociedad para que sea más sostenible, más justa y más equitativa, que desarrollen al máximo sus capacidades y potencialidades para libremente ponerlas al servicio de los demás y esto, si se hace bien, no es incompatible con el uso de las nuevas tecnologías.
Fernando Conde, Director del Colegio Educare Peñalvento